UN PROBLEMA PERIODÍSTICO GENERALIZADO ANTES, DURANTE Y POSTERIOR A LOS CÓNCLAVES VATICANOS
La cobertura periodística de los conclaves vaticanos ha sido históricamente objeto de críticas por su sensacionalismo, especulación y falta de rigor, un fenómeno que puede calificarse realmente como imbecilidad en términos de frivolidad informativa.
- Antes del cónclave: Especulaciones sin fundamento
- Pronósticos absurdos
- Los media inventan candidatos “papabili” basados en rumores o preferencias ideológicas, muchas veces sin considerar la naturaleza reservada del proceso.
- Narrativas ficticias
2. Durante el cónclave
- El circo mediático es muy inventivo
- Se atribuyen agendas políticas (ej. “el papa pro-LGBT”, “el papa conservador”) sin evidencia, ignorando que el cónclave es un proceso espiritual y no una elección política.
- Señales falsas: Interpretación delirante del humo de la chimenea (“¿Es blanco o gris?”€, incluso cuando fallan los sistemas técnicos.
- Fuentes anónimas: Artículos citan “expertos cercanos al Vaticano” que no existen, o traducen mal las declaraciones (ej. atribuir palabras a cardenales que nunca las dijeron).
4. Después del cónclave
- Mitos y descontextualización
- Inventar profecías
- Medios recurren a falsas atribuciones (ej. la Profecía de San Malaquías en 2013)
- Tiitulares apocalípticos (El último papa antes del fin del mundo).
- Simplificación teológica: Reducir el pontificado a eslóganes (“Francisco, el papa revolucionario”) sin analizar su magisterio real.
4. ¿Por qué ocurre esto?
- Presión por la exclusiva: El secretismo del cónclave alimenta el clickbait.
- Ignorancia eclesiástica: Muchos periodistas no entienden el derecho canónico ni la tradición católica.
- Sesgos ideológicos: Los Medios proyectan sus propias luchas culturales (ej. progresismo vs. conservadurismo) sobre una institución que no opera en esos términos.
5. Casos emblemáticos de desinformación
- 2005: Medios italianos aseguraron que el cardenal Ratzinger habîa sufrido un infarto días antes de ser elegido.
- 2013: Se dijo que el nombre “Francisco” era un homenaje a Francisco Franco (absurdo histórico).
6. Conclusiónes
El problema no es nuevo: ya en 1958, el periodista Giancarlo Zizola denunciaba el “venditore di fumo” (vendedor de humo) en la prensa vaticana. Hoy, con las redes sociales, la imbecilidad se amplifica. La solución pasaría por:
1. Formación especializada de vaticanistas en teología e historia eclesiástica.
2. Evitar el *ok news* compulsivo cuando no hay datos verificables.
3. Leer fuentes primarias: Discursos del Papa, documentos vaticanos, y no solo tuits de “analistas”.
4.El mayor error? Tratar el conclame como un reality show en lugar de un acto religioso con 2.000 años de tradición.
Mons. Jaume González-Agápito