Lamentaciones de Jeremías

En el Oficio de Tinieblas, en el jueves, viernes y sábado santos se cantaba y en nuestra casa se cantan tadavía, las Lamentaciones de Jeremías, con ese canto musical de la liturgia hispánica que era la nuestra antes que se nos impusiera, en el siglo XIII, el rito romano.
El original ‘masorético’ son cinco composiciones, que en hebreo giran entorno a la expresión ’éká, “cómo?”, un advervio interrogativo. De ellas, cuatro son rigorosamente acrósticas, con una letra hebrea, siguiendo exactament el alfabeto, en el inicio de cada estrofa. Excepto la última estrofa que, sin embargo, tiene el mismo número de 22 estrofas correspondientes a las 22 letras hebreas (5,1-22), pero sin las letras iniciales.
Las Lamentaciones atribuidas a Jeremías en base a 2Cr 35, 25, en ocasión de la muerte del rey Josías, pertenecen al género de lamentación fúnebre común entonces en el Oriente Medio. Lamentaciones sobre la ruína del país ante la Jerusalén devastada (1-2 y 4), lamentación individual (3) y colectiva (5). La versión griega de los LXX lleva, con el texto, una nota relativa a la circunstancia histórica: Jeremías las había recitado llorando ante la Jerusalén destruida.
En la tradición judía se leen las Lamentaciones en el aniversario de la destrucción del Templo de Jerusalén por obra de los babilónios el 9 de Ab, es decir entre julio y agosto,. En cambio, según 2Re 25,8-9, el 7 del quinto mes, o el 11 del mismo mes según Jer 52, 12.
El estilo, el contenido y el léxico podrían ser de un solo autor, que para la crítica es anónimo.

Jaume González-Agàpito
Doctor en Letras

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