“SUM, ERGO COGITO”: BARUCH DE SPINOZA

  1. Spinoza construyó su “metafísica de la substancia” en la concreta experiencia, en sus mismas condiciones y en lo que es uno y concreto. Su ‘metafísica’ quiere aclarar los fundamentos ontológicos de la experiencia de lo real. Todo ello es patente en su teoría y en su explicación del conocer humano.
  2. Spinoza distingue cuatro modos de conocimiento (“modi percipiendi”):
    1. Un saber que nos viene de oírlo a otros.
    2. Un saber que tenemos por una experiencia indeterminada (“experientia vaga”).
    3. Un saber en el que deducimos el ser de una cosa a partir de otra, pero no de un modo adecuado.
    4. Un saber en el que concebimos una cosa a partir de su misma esencia o de su causa próxima. “Sólo este cuarto conocimiento es perfecto y cierto”. “Éste es el […] que nos proporciona las “ideas verdaderas”, y con ellas un adecuado conocimiento de la esencia”.
  3. El primer paso, pues, de et ser una clara distinción de ideas verdaderas y falsas.
    La clave es la siguiente: “Las ideas falsas tienen su origen en la imaginación, es decir, en ciertas sensaciones ocasionales y aisladas que no proceden de la facultad misma de la mente, sino de causas extrañas, según las diferentes impresiones y estímulos que recibe el cuerpo en vigilia o en el sueño”.
  4. Ej conocimiento verdadero de la esencia lo proporciona la ‘intellectio’. Es decir, la actividad pura del entendimiento. En oposición a la imaginación, es una potencia activa: las ideas no las producen las simples sensaciones, ni los objetos de la percepción sensible. El entendimiento procede de modo espontáneo en su obrar, en una espècie de automatismo intelectual.
  5. Y, contra el cartesianismo, Spinoza afirma que el entendimiento no es el puro pensar discursivo de la ‘ratiocinatio’, sino una verdadera y propia intuición, la gran intuición de la esencia.
    La inteligencia (‘intellectio’) no mira al mundo desde puntos de vista temporales y contingentes, sino “sub specie aeternitatis”. En una clave eterna, intemporal y esencial, es decir, en su invariable necesidad.
  6. Dice Spinoza que “Perseguir exhaustivamente toda la serie de cosas particulares variables no es posible para la debilidad humana, por su multitud que supera todo número, y por las infinitas circunstancias que rodean a una misma cosa. […] Pero tampoco es necesario seguir toda esa serie: el ser de las cosas particulares y mudables no hay que deducirlo del orden de sucesión en que se mueven, que no nos da más que signos externos, relaciones sólo con las circunstancias próximas, es decir, muy lejos de poder aprehender la esencia misma de las cosas.
    Hay que deducirla de las cosas fijas y eternas y de las leyes que, en aquellas mismas cosas, están inscritas y según las cuales todo lo particular acaece y se ordena. Más aún, estas cosas particulares dependen tan íntima y esencialmente de aquellas que son inmutables que, sin ellas, no pueden ser ni concebirse”.
  7. Spiniza ofrece una metafísica del conocimiento que al mismo tiempo descubre las verdades eternas y los elementos aprióricos de nuestro conocer. Las esencias eternas son el fundamento y la ley de todo ser ya que “la certeza y el ser objetivo son la misma cosa”. Por ello estas cosas fijas y eternas, aun siendo particulares, por razón de su omnipresencia y de su extenso poder, serán para nosotros como universalidades o como géneros de las definiciones de las cosas particulares mudables y de las causas próximas de todas las cosas”. La “doctrina intellectionis” viene a ser, pues, una ontología fundamental y un apriorismo gnoseológico. Solo así, para Spinoza, es posible la cosa particular y la experiencia de ella. Lo total, esencial, necesario e intemporal se intuye en lo parcial, accidental, contingente y temporal.
  8. Spinoza tuvo ante los ojos la misma realidad que tuvo Platón cuando afirmaba que todo conocer y ser es una participación de la idea; la que Aristóteles dice que sustenta lo accidental respecto a la ‘ousía’, cuando declara al ‘nous’ inmixto e impasible y cusndo pone estos conocimientos fuera del alcance causal y determinante de las sensaciones. La que movió también a la escolástica a afirmar que en la metafísica de la substancia deriva todo obrar de un previo ser (“agere sequitur esse”) y que, análogamente, en el orden del conocer posee verdades que trascienden toda experiencia, pues se trata de las formas eternas o ideas ejemplares existentes en la mente de Dios.
  9. Es fácilmente reconocible el lazo que une a Baruch Spinoza, a través del platonismo renacentistacon el platonismo de la doctrina aristotélico-averroísta del “intellectus agens” y con el platonismo de la escolástica.
    Su justificación. Spinoza respondre que la verdad se manifiesta por sí misma, como la luz se muestra a sí misma y hace patente la oscuridad. El verdadero método consiste en “buscar la verdad misma o el ser objetivo de las cosas o sus ideas, pues todo ello designa la misma cosa, por su debido orden”. Para Spinoza, con la idea verdadera esencial de una cosa está ya dada la realidad de ésta: “Sum ergo cogito”.

Jaume González-Agàpito

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