LA FILOSOFÍA, ¿YA HA MUERTO?

Bartomeu Pou
1. El año 1763, en Calatayud, se publicó la primera Historia de la Filosofía escrita en España. El autor fue un jesuita mallorquín, Bartomeu Pou, antiguo profesor en la Universidad de Cervera. El libro estaba escrito en latín y su título era Theses Bilbilitanae: Institutionum Historiae Philosophiae libris XII comprehensae.
Esas Teses Bilbilitanae me entretuvieron, un poco, en mi juventud. Me hicieron trabajar, algo más, en mi edad adulta. Ahora las tengo sobre la mesa. Es mío uno de los pocos ejemplares que subsisten de la obra. Ese libro me da, ahora, cierta seguridad. No deseo que sea arrogancia. Pero, poder decir, 255 años después, a su autor, “Bartomeu he fet el mateix que tú”, eso, da cierta secular camaradería.
Pou empezó por la “Filosofía Antediluviana”, yo empecé por la India, por la China y por Egipto. Él pudo usar incluso las obras de Immanuel Kant que la prestaba, antes de quemarlas, su amigo, el inquisidor de Zaragoza. Yo, dos siglos y medio después, puedo hablar, con toda libertad, de lo que he visto, de lo he oído, de lo algo que he leído y un poco de lo que he pensado. Lo puedo hacer gracias a ese esfuerzo, grande inmenso y maravilloso de una multitud de ‘filósofos’ que se preguntaron, durante muchos siglos, por lo que era “el Todo”.

“Vivamos y comamos que mañana moriremos”
2. Algunos han pensado ya en cerrar la Facultad de Filosofía de la Universidad ‘Complutense’, es decir, la que antes se llamaba “Universidad Central” de Madrid. Se preguntan: ¿para qué sirve una facultad que no tiene ningún rendimiento económico y de la que ninguna empresa quiere contratar a ninguno de sus titulados?
La alimentación, el alojamiento, el transporte, la construcción, la economía y, sobre todo, el deporte, son los grandes temas del ‘pensamiento’ actual. Hoy la salud, el dinero, el ‘disfrutar’ de casi todo y el buen comer son los dioses que hay que cuidar, incrementar y adorar.

3. Una superficialidad endémica, vestida con trapos curiosos y In, abierta a todo placer que haga olvidar la cotidianidad y que dé la satisfacción de sentirse vivo y coleando, es el vademécum de una sociedad que canta y piensa en inglés, pero que lo habla, muchas veces, muy mal.
El pobre Aristóteles decía que todos los hombres, por su misma naturaleza, desean saber y poseen la natural inclinación a la ciencia. Hoy eso quiere de decir que quieren saber cómo tienen que ordeñar la sociedad para sacarle los máximos beneficios.

4. Pero, ‘saber’ significa hoy algo muy curioso. Esa palabra se refiere a saber qué es “el Todo”. Es el saber en sí mismo. Significa una ocupación que quiere desentrañar qué es el universo y que quiere conocer a donde va.
Este enfoque no interesa a esos científicos de pata de palo, tan especializados en su especialidad, que la pregunta por “el Todo” y su significado, no la entienden, no la aceptan o que la encuentran una verdadera estupidez.
Este deseo de saber qué es “el Todo”, espontáneo y universal en el hombre, es el grano que apareció hace muchos siglos y que creció y crece, se desarrolló y se desarrolla, hasta constituir algo tan fuerte y tan extraño como su nombre: el “Amor al conocimiento”, en griego: Philo-Sophia.

La Filosofía
5. Pero, ¿qué es la Filosofía? ¿De qué trata?
En los escritos griegos de Herodoto, Jenofonte y Platón y en lo que estos dos últimos decían que dijo Sócrates, es claro que filósofo es sinónimo de ‘sabio’, de ‘sofista’, de ‘físico’ o de ‘naturalista’ e incluso, alguna vez, se aplicaba a los poetas y a los artistas. La fuerza nativa de la razón humana, en una esfera superior a la generalidad de los hombres más vulgares, recibía el nombre de filosofía y también de sabiduría.
En sus primeros pasos, estos dos nombres caminaron, en general, confundidos e identificados. Hasta la época de Pitágoras el segundo era más usado que el primero. Pero fue Platón quien generalizó la palabra ‘filósofo’ y concretó y fijó su sentido. También Aristóteles contribuyó en ello.
Platón dijo que la Filosofía es el camino por el cual el espíritu humano se eleva al conocimiento objetivo del ser y de la causa de la perfección moral. Aristóteles dice que la Filosofía es el conocimiento reflejo y sistemático de los principios del ser y del conocer en la investigación del mundo y de sus primeras causas y del hombre en su origen y su fin.
Después, en las diversas escuelas el concepto de Filosofía se modificó y se estropeó no poco.

Recapitulando:
6. En síntesis:

1. Desde los primeros ensayos ‘filosóficos’ hasta Pitágoras, los conceptos de filósofo y de sabio son equivalentes. A esta primera época podemos aplicar las palabras de Cicerón: Omnis rerum optimarum cognitio atque in his exercitatio Philosophia nominata est.
2. Desde Pitágoras hasta Aristóteles inclusive, el nombre y noción de la Filosofía se determinan, aclaran y fijan hasta adquirir su significación propia y diferencial. Se trata de la ciencia del mundo, de Dios y del hombre, en su esencia, en sus leyes y en sus relaciones objetivas.
3. Sócrates y Platón declaran que la ‘ciencia’ que el hombre puede alcanzar de estos objetos es imperfecta y muy poca cosa ante la que posee la ‘divinidad’.
4. En las escuelas posteriores, la Filosofía queda circunscrita a la investigación de la felicidad de la vida humana y de sus condiciones.
5. Para otros, en la Filosofía, se amalgama y confunde toda clase de conocimientos, desde la retórica y poética, hasta la magia y el esoterismo simbólico.
6. Para los estoicos no había más Filosofía que el estudio y la práctica de la virtud, a la cual debía subordinarse todo lo demás. Así lo dijo Séneca, “Philosophia studium virtutis est, sed per ipsam virtutem”.

7. Así, pues, la Historia de la Filosofía, no es el estudio de todo lo se ha llamado ‘Filosofía’. Tampoco de lo que se tiene como “el pensamiento humano”. Se considera ‘Filosofía” el conocimiento racional o la investigación científica de la esencia, de las leyes y de las relaciones esenciales de la realidad.
La Filosofía, y consiguientemente su historia, no se ocupan de los objetos y de las materias propias de las diversas ciencias. La Filosofía se ocupa de Dios, del mundo y del hombre. Esos son los tres grandes objetos de la realidad objetiva. Su esencia, sus leyes generales y su relación son la materia y el ‘universo’ es el objeto específico de la Filosofía.

Jaume González-Agàpito

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